jueves, 14 de julio de 2011

ADENO CARCINOMA



Según los descubrimientos de la NMG, el cáncer de pulmón (concretamente, el cáncer que afecta los alveolos pulmonares, frecuentemente diagnosticado como adenocarcinoma pulmonar) aparece en la fase activa de un conflicto biológico de "miedo a la muerte". Durante la fase de curación, y siempre que existan bacilos tuberculosos en el organismo, el paciente desarrollará una tuberculosis pulmonar en la cuál los microbios eliminarán, mediante necrosis caseificante, los tumores que crecieron durante la fase activa del conflicto.

Según explica el Dr.Hamer: "Un adenocarcinoma alveolar, también llamado cáncer pulmonar, pertenece a la capa germinal interna, es dirigido por el tallo cerebraly siempre se relaciona con un conflicto de susto de muerte. El tumorcrece durante la fase del conflicto activo, se descompone en la fase decuración por mico bacterias como las bacterias tuberculares (sólo siestán presentes), secaseifica y es expectorado en la tos. Todo lo quequeda son cavernas (agujeros)"

Aquí debemos apuntar algunas cosas:

1)Una persona no puede tener un adenocarcinoma de pulmón en fase activa del conflicto, y al mismo tiempo una tuberculosis pulmonar que elimine esos tumores. Dado que se trata de fases opuestas, el paciente solo puede estar en uno u otro estado, según si su conflicto está activo o ha sido resuelto.

2)Sí es posible que el paciente esté en la fase activa de un conflicto de miedo a la muerte, y a la vez  tenga una tuberculosis pulmonar correspondiente a la fase de curación de otro conflicto de miedo a la muerte (en este caso, los bacilos tuberculosos eliminarán los tumores correspondientes a este conflicto resuelto, no al conflicto que esté activo). En estos casos, existe una superposición de dos programas especiales del mismo tipo (pero independientes), pero que se encuentran en fases diferentes. Sin embargo, según mi conocimiento, estos casos son muy infrecuentes.

3)Según la cuarta ley biológica de la NMG, los bacilos tuberculososproliferan desde el momento del DHS y durante toda la fase activa del conflicto, pero la infección de los tumores, y su eliminación por necrosis caseificante con eventual formación de cavernas por parte de tales bacilos solo se producirá en la fase de curación. En palabras del Dr.Hamer: "Los HONGOS y las MICOBACTERIAS (grupo amarillo) son los microorganismos más antiguos. Estos trabajan en órganos y tejidos que se originan del endodermo dirigido desde el tallo cerebral y en los órganos mesodérmicos del cerebro antiguodirigidos desde el cerebelo. Hongos como Cándida ó micobacterias como las bacterias tubercularesdescomponen  los tumores del colon, pulmones, riñones, los tumoreshepáticos, los tumores de las glándulas mamarias, o elmelanoma. Durante la fase de curaciónestos degradan las células extra que no se necesitan. Usualmente esteproceso de descomposición se acompaña de fiebre y sudores nocturnos. Loque hace notables a las micobacterias como las bacterias tuberculareses que comienzan amultiplicarse inmediatamente en el momento delchoque del conflicto. Estas se multiplican a un ritmo paralelo alcrecimiento del tumor. En el momento que se resuelve el conflicto, lacantidad exacta de bacterias tuberculares que se necesita paradescomponer las células del tumor se encuentra disponible. Si los microbios están ausentes, por ejemplo, debido a que fueron erradicados por medio de la vacunación, el tumor se encapsula en tejido cicatrizal y se queda en el lugar sin tener más aumento celular. En este caso el tumor será visto como benigno
"

4)Es posible (aunque muy infrecuente) encontrar en un paciente con un adenocarcinoma la presencia  simultánea de un lesión tuberculosa en el tumor (es decir, que la misma lesión sea en parte cancerosa y en parte tuberculosa). Pero esto solo ocurrirá: 1)Cuando se diagnostica el paciente en el momento en que el bacilo tuberculoso está empezando a realizar su trabajo (en cuyo caso, el tumor presentará en parte el aspecto propio del adenocarcinoma en la zona donde el bacilo no ha actuado todavía; y en parte el aspecto propio de un tuberculoma en la zona del tumor donde ya el bacilo haya comenzado a realizar su función); o 2)Si durante la fase de curación tuberculosa, el paciente reactiva el conflicto de miedo a la muerte (deteniendo el proceso tuberculoso, y reiniciando el adenocarcinoma pulmonar). Dado que es muy difícil encontrar a un paciente precisamente en estos estados (ya que es más probable que se encuentre, o con un adenocarcimoma creciendo en fase activa; o con una tuberculosis desarrollándose en fase de curación) , la literatura médica solo ha constatado unos pocos casos. 

En este artículo científico se señala "We report a case of coexistence of lung cancer and tuberculoma in the same lesion."

Traducción: "
Reportamos un caso de coexistencia de un cáncer de pulmón y un tuberculoma en la misma lesión." 

Cuando se examina el artículo para saber qué tipo de cáncer es, encontramos que: "A 72-year-old man was referred to our hospital for further examination and therapy for lung cancer.
He was a chronic smoker, smoking 15 to 20 cigarettes daily for 50 years. Diagnosis of lung cancer was made at an outside hospital where the patient underwent surgery for abdominal aortic aneurysm. Transbronchial lung biopsy (TBLB) performed after the identification of an abnormal opacity in the left lung field on chest radiograph revealed adenocarcinoma."

Traducción: "Un hombre de 72 años fue referido a nuestro hospital para más examen y terapia para el cáncer de pulmón. Él fue un fumador crónico, fumando de 15 a 20 cigarrillos al día por 50 años. El diagnóstico de cáncer de pulmón fue hecho en un hospotal exterior donde el paciente se sometió a una cirugía para un aneurisma aórtico abdominal. La biopsia pulmonar transbronquial (TBLB) realizada después de la identificación de una opacidad anormal en el campo pulmonar izquierdo en una radiografía de pecho reveló adenocarcinoma."

Cuando el paciente presenta un cáncer pulmonar distinto al adenocarcinoma (como sería un cáncer de células grandes que afecta los bronquios), se puede encontrar la presencia del bacilo tuberculoso en las muestras, pero no su acción sobre el tumor para descomponerlo  En este artículo  de medicina convencional sobre la relación cáncer de pulmón y tuberculosis se señala, a propósito de un caso clínico, lo siguiente: "
Caso 1: Paciente varón de 55 años diagnosticado decarcinomaindiferenciado de células grandes de pulmón estadio T3N1M1 con uninfiltrado en el lóbulo superior derecho. El paciente empezó conquimioterapia. Seis semanas tras el diagnóstico de neoplasia nosinforman de que, en las muestras tomadas durante la broncoscopia quediagnosticó la neoplasia, crecía Mycobacterium tuberculosis. Trasconocer el resultado empezó tratamiento con isoniazida , rifampicina ypirazinamida (HRZ). Se continuó con la quimioterapia; pero el pacientefalleció cinco semanas después por complicaciones de la neoplasia"

Este paciente, según se nos dice, falleció debido a las complicaciones del cáncer (¿o del tratamiento con quimioterapia?), no debido a una tuberculosis pulmonar, aun cuando el bacilo de Koch se encontraba creciendo en su organismo (la NMG predice que este paciente tenía  también algún programa especial del endodermo en fase activa, probablemente algún miedo a la muerte quizás debido al diagnóstico de cáncer, ya que esto es lo que explicaría el crecimiento del bacilo de Koch en las muestras, pero no su acción infecciosa para producir la tuberculosis como tal, ya que el cáncer de células grandes que afecta los bronquios no es causado por un miedo a la muerte, sino por otro programa especial.)

Algo similar ocurre con el cáncer de hígado (concretamente, con un hepatocarcinoma) y la tuberculosis hepática. Lo primero que debemos señalar es que el carcinoma hepatocelular es, según la NMG, un programa especial que crece en la fase activa del conflicto biológico de "miedo a morir de hambre" (en el sentido literal de la expresión), o un conflicto de existencial de "carencia material"(en un sentido figurado aplicado al ser humano, sería por ejemplocarecer de los recursos económicos suficientes para poder sobrevivir uno mismo o algún ser querido). Estaes una de las razones por las cuales este tipo de cáncer es másfrecuente en ciertas zonas de África, en las cuáles la situaciónsocio-económica es realmente precaria, por usar un eufemismo. Según este artículo: "La aparición del carcinoma hepatocelularvaría mucho según la ubicación geográfica. Mientras que la incidenciaen el mundo occidental es menos de dos por 100,000 hombres, es de 40-60por 100,000 en Africa y partes del Lejano Oriente" 

Como señalamos arriba, este cáncer crece en la fase activa delconflicto por tratarse de un programa especial de origen endodérmico.Por tanto, cuando se produce la solución del conflicto biológico, seproduce necrosis caseificante del tumor mediante la acción de microbiosespecializados. Aunque esto es desconocido para la medicina convencional (y alternativa), sin embargo se han documentado casos en donde este proceso ha sido descubierto por accidente.

En un artículo científico titulado "A case of hepatocellular carcinoma with tuberculoma" se señala en el resumen: "We made a diagnosis of hepatocellular carcinoma and performed partialresection of the liver in a 72 year-old woman.
Granulomas were observedwithinhepatocellular carcinoma in the surgical specimen. Microscopicfindings demonstrated the granulomas particularly within the tumor, andshowed that they were composed of epithelioid cells with caseousnecrosis. These tuberculomas compressed the tumor cells, and manylymphocytes had infiltrated the tumor around the tuberculomas. Thecancer stage of the patient was early and her prognosis is good"

Traduzco: "
Hicimos un diagnóstico de carcinoma hepatocelular y realizamos una resección parcial del hígado en una mujer de 72 años. Se observaron granulomas dentro del carcinoma hepatocelular en el espécimen quirúrgico. Los hallazgos microscópicos demostraron a los granulomas estandoparticularmente dentro del tumor, y mostraron que ellos estaban compuestos de células epitelioides con necrosis caseosa. Estos tuberculomas comprimieron las células tumorales, y muchos linfocitos habían infiltrado el tumor alrededor de los tuberculomas. La etapa del cáncer del paciente fue temprana y su pronóstico es bueno"

Adviértase como los granulomas se encontraban dentro del tumor, y cómo estaban compuestos por células epitelioides con necrosis caseosa.Esto indica que el paciente se encontraba en la fase de curación de su conflicto, y que ya la infección había empezado a realizar su trabajo para eliminar el tumor mediante la necrosis caseosa. Este es el proceso natural de remisión espontánea del cáncer de hígado (y de todos los demás cánceres de origen endodérmico). 

5)Dado que el adenocarcinoma de pulmón y la tuberculosis pulmonar forman parte del mismo programa especial, pero en fases diferentes, el Foco de Hamer estará ubicado siempre en el mismo sitio del cerebro en ambos casos. Y ese sitio es la parte dorsal derecha del tronco cerebral. En el adenocarcinoma de pulmón, el Foco de Hamer tendrá la forma de círculos concéntricos, que indicarán que el conflicto biológico está activo (y si son vistos por algún radiólogo, serán considerados meramente como "artefactos" de la máquina). Durante la tuberculosis pulmonar, el Foco de Hamer ya no tendrá la forma de círculos concéntricos, sino la forma de un edema cerebral (de mayor o menor tamaño, dependiendo de la intensidad y duración del conflicto). En otras palabras, el "artefacto" que era visible durante el crecimiento del adenocarcinoma pulmonar, ahora será visible como un edema cerebral durante la tuberculosis pulmonar.

En el siguiente TAC cerebral, se aprecia un Foco de Hamer en la fase activa (como ya hemos dicho, considerado simplemente como "artefacto" por los radiólogos) del conflicto biológico de miedo a la muerte de un paciente con adenocarcinoma de pulmón:

Todo paciente con un adenocarcinoma de pulmón tendrá, durante la fase activa del conflicto de miedo a la muerte, un Foco de Hamer en la misma zona (y con la misma o similar configuración) de la imagen que observan arriba (el tamaño dependerá de la intensidad y duración del conflicto, esto es de la masa conflictual, lo cual aplica también al tamaño de los tumores en los pulmones). Al resolver el conflicto, ese Foco de Hamer será visible como un edema cerebral que, como hemos dicho, estará ubicado en la misma zona, y será simultáneo a una "tuberculosis pulmonar" (en caso de que el paciente haya tenido el bacilo de Koch en su organismo, ya que si éste falta, en la fase de curación no habrá tuberculosis alguna, sino solo un detenimiento y encapsulación de los tumores pulmonares ).

Dado que se trata de imágenes objetivas, visibles, y por tanto verificables, lo que plantea la NMG sobre el adenocarcinoma de pulmón, y sobre la tuberculosis pulmonar, puede verificarse científicamente en cualquier número de pacientes tomados al azar. La NMG predice que todos ellos tendrán un Foco de Hamer en esa misma zona del cerebro(independientemente de otros Focos de Hamer que puedan tener, y que se refieran a otros conflictos y enfermedades), y que la configuración de ese Foco estará correlacionada con la fase de conflicto en que se encuentre el paciente.

Al ser una predicción empiríca fácil de someter a prueba, la NMG podría ser fácilmente refutada en caso de que fuese falsa (o fácilmente confirmada, si es verdadera), por lo que la oposición y propaganda demagógica que se usa en contra de ella parece tener otros intereses, intenciones o propósitos, ajenos completamente a la búsqueda científica de la verdad.

6)El conflicto biológico de miedo a la muerte explica el aumento de casos de tuberculosis en personas que han sufrido las consecuencias de la post-guerra, en las cuáles, la amenaza cierta de morir (o de ver morir a los seres queridos) es un caldo de cultivo para este tipo de conflicto. De acuerdo a lo señalado en este artículo: "Ismael Huerta, jefe de sección de Vigilancia Epidemiológica de laConsejería de Salud, conoce de primera mano la evolución de latuberculosis en Asturias. Huerta destaca que la comunidad autónoma,tradicionalmente endémica en tuberculosis, está consiguiendo reducir deforma significativa en los últimos años el número de casos. "Las tasasdel Principado están aún por encima de la media nacional, pero hemosrecortado distancias", subraya. El jefe de Vigilancia Epidemiológicaaporta además un hecho tan poco conocido como real. Buena parte de lasdeclaraciones de tuberculosis que se registran en Asturias tienen lugaren personas de edad avanzada que se infectaron durante las décadas delhambre, de la penuria de la postguerra. La tuberculosis tenía un buencaldo de cultivo en las malas condiciones de vida que cientos deasturianos se vieron obligados a sufrir tras la contienda civil"

El lector que conoce la NMG sabe que, dentro de las "malas condiciones de vida", el principal hecho biológico pertinente para el surgimiento de la tuberculosis (además de la presencia en el organismo del bacilo de Koch), es que la persona afectada haya hecho un conflicto de miedo a la muerte, y que lo haya resuelto.

Adviértase que no se está diciendo que es necesario vivir en unaguerra para desarrollar tuberculosis; lo que es necesario es 1)Tener elbacilo de Koch en el organismo (en el momento del DHS); y 2)Haber resuelto el conflicto biológico de miedo a la muerte. Esto puede ocurrir en cualquier persona, solo que es más probable (estadísticamente hablando) que tales condiciones sea hagan efectivas en personas que pertenecen a ciertas clases sociales (las más pobres), o bajo ciertas condiciones sociales especiales (ej: la post-guerra)

7)La NMG también explica el presunto comportamiento "caprichoso" que la medicina convencional le adjudica (por desconocimiento de las causas y procesos reales) a la tuberculosis. Según el mismo artículo anterior: "La enfermedad tiene además un comportamiento caprichoso. La infecciónse adquiere en la edad adulta joven, pero puede manifestarse en esemomento, más tarde o permanecer latente para siempre, sin dar síntomas.Asturias registró en 2005, pendiente de una corrección al alza porretrasos de diagnóstico, un total de 220 casos. Muy pocos comparadoscon los casi 400 que tuvieron lugar en 2000. Muchos de ellos son, contodo, de personas mayores de 65 años que se vieron expuestas al bacilodurante la postguerra. Huerta señala que en los últimos años estádisminuyendo la aparición de la enfermedad en los adultos jóvenes,mientras se mantiene alta en los mayores. El jefe de sección deVigilancia Epidemiológica aclara además que, dado el peculiarcomportamiento del bacilo, hay muchos más infectados que enfermos. Unavez que se produce la infección, el organismo desarrolla una respuestainmune que puede proteger a la persona de por vida. De hecho, se estimaque un 5% desarrollará la enfermedad en los dos primeros años tras lainfección y otro 5% mucho tiempo después. Así, apenas el 10% de losexpuestos al bacilo acabará enfermando"

La razón por la cuál solo el 10% de los expuestos al bacilo acabará enfermando (lo que significa que el 90% restante de personas expuestas al bacilo no enfermará), es que si la persona tiene el bacilo, pero no la correspondiente fase de curación del conflicto biológico de miedo a la muerte, el bacilo no producirá efecto "patológico" alguno (esto es, la persona "no enfermará", lo que ocurre  como se ha dicho en el 90% de los casos; con excepción de los casos de la post-guerra donde es más probable sufrir el conflicto y desarrollar tuberculosis). Solo los que hayan tenido el conflicto biológico de miedo a la muerte, y lo hayan resuelto, podrán sufrir de tuberculosis en la fase de curación. Es esto lo que ocurre en el 10% de los casos mencionados en la estadística anterior, ya que es solo una minoría (dentro del grupo de personas expuestas al bacilo) la que hará tal conflicto biológico.  

Como señala el Dr.Hamer: "El dilema en el que se encuentra la ciencia médica es que al no reconocer las dos fases de cada enfermedad (Segunda Ley Biológica), la medicina convencional sólo ve la segunda fase, porque es sólo en la fase de curacióndurante la cual los microbios se encuentran activos. Y debido a que lasactividades de los microbios frecuentemente son acompañadas de aumentode volumen, fiebre, inflamación, formación de pus, descarga y dolor,los microbios son considerados malévolos y son vistos como loscausantes de las enfermedades infecciosas.Pero no son los microbios que causan la enfermedad. En el contrario,nuestro organismo utiliza los microbios para optimizar el procesocurativo"

Aunque en la medicina convencional se ha estudiado la relación entre el cáncer de pulmón (y otros tipos de cáncer) y la tuberculosis, solo la NMG puede explicar esa relación en una forma que sea científicamente reproducible y verificable en cada caso individual. Esta comprensión no solo permite saber lo que realmente está ocurriendo en las enfermedades, sino que también nos indica la forma de terapia óptima que consiste esencialmente (aunque no exclusivamente) en propiciar o inducir sistemáticamente la remisión espontánea de la enfermedad según las particularidades de cada paciente.

ACROMEGALIA

Según la medicina convencional, la acromegalia es "un trastorno metabólico crónico en el cual hay demasiada hormona del crecimiento y los tejidos corporales gradualmente se agrandan. La acromegalia se presenta en aproximadamente 6 de cada 100.000 adultos y es ocasionada por la producción anormal de hormona del crecimiento después de haberse completado el crecimiento normal del esqueleto y otros órganos. La producción excesiva de la hormona del crecimiento en los niños produce gigantismo en vez de acromegalia.La causa del aumento en la liberación de la hormona es, generalmente, un tumor no canceroso (benigno) de la hipófisis. Esta glándula, que se localiza justo debajo del cerebro, controla la producción y liberación de varias hormonas diferentes, incluyendo la hormona del crecimiento.".


Nótese que la acromegalia como tal se produce en adultos, particularmente, en personas que han completado ya el desarrollo normal de crecimiento. Pero cuando la producción excesiva de hormona de crecimiento se produce en niños (que están en proceso de desarrollo), entonces el transtorno se denomina gigantismo, no acromegalia (porque lo que se produce en el caso del gigantismo es crecimiento exagerado del organismo). Por definición, el gigantismo es "Es un crecimiento anormalmente grande debido a un exceso de la hormona del crecimiento durante la niñez, antes de que las placas de crecimiento óseo se hayan cerrado."
Según la NMG, tanto la acromegalia como el gigantismo, se deben a un adenoma de hipófifis el cuál produce un aumento de la hormona del crecimiento. Hay dos (2) conflictos biológicos posibles para este tipo de adenoma:
1-Conflicto biológico de no poder atrapar la presa (el objetivo) por ser el individuo demasiado pequeño.
2-Conflicto biológico de no poder expulsar o eliminar la presa por ser el individuo demasiado pequeño.
En la fase activa del conflicto, se produce el adenoma de hipófisis con aumento de la hormona del crecimiento. El sentido biológico de este programa especial ("enfermedad") es permitirle al individuo, mediante un aumento de su tamaño corporal (o de una parte de su cuerpo, por ejemplo de las extremidades), el poder conseguir (o expulsar) la presa deseada, y así resolver el conflicto biológico original.
En la fase de curación, si están presentes los microbios correspondientes, se produce una reducción y eliminación del adenoma, y el individuo deja de crecer (o la parte del cuerpo afectada deja de crecer excesivamente). Si no están los microbios correspondientes (hongos o micobacterias) en el organismo, el adenoma deja de crecer pero no se elimina, y se mantiene la producción excesiva de hormona del crecimiento.
Es evidente que la terapia supone resolver el conflicto biológico lo más rápidamente posible, para detener lo antes posible el crecimiento excesivo del cuerpo o sus extremidades. Esto ahorraría la terapia medicamentosa o quirúrgica (las cuáles, por otro lado, también pueden ser efectivas cuando el conflicto no puede resolverse).

miércoles, 13 de julio de 2011

QUINTA LEY.

QUINTA LEY: « LA LEY DE LA QUINTAESENCIA» Todos los comportamientos del hombre (y por tanto las enfermedades) están determinados por programas especiales de supervivencia grabados en el cerebro desde la noche de los tiempos. La enfermedad es la solución biológica perfecta de nuestro cerebro, la última posibilidad de supervivencia. Existe una interrelación permanente entre todos los elementos de la naturaleza, y cada ser vivo está ligado a los demás que forman parte del Gran Todo. Cada organismo vivo posee un cerebro más o menos desarrollado, capaz de captar inconscientemente las informaciones procedentes del mundo que le rodea. Así el perro sabe que el amo está volviendo a casa y se prepara para festejar su regreso delante de la puerta de entrada, y la leona sabe si habrá presas suficientes para todos en el territorio, y si la caza es escasa nacerán menos crías. Así como cada hormiga se halla ligada al conjunto del hormiguero en cuyo interés actúa, así también cada célula, cada elemento constitutivo del cuerpo humano, trabaja en armonía y por el bien de nuestro organismo, en base a una comunicación permanente a diferentes niveles: la más pequeña de las células, las bacterias que viven en nosotros, los diferentes órganos, todo funciona al unísono, al mismo ritmo del cerebro principal. Todo lo que es percibido, incluso a nivel inconsciente, será transmitido por tanto a la central de mando. Es como un tam-tam silencioso que la informa acerca de todo cuanto se produce, de lo que es necesario en un punto de nuestro cuerpo. Así como la leona sabe que la caza no será abundante y por tanto deberá traer al mundo pocos cachorros a fin de que todos tengan las mismas posibilidades de supervivencia, así nuestro cuerpo sabe, dado que lo lleva grabado en sus células, lo que es mejor para él, y el cerebro pone en práctica el programa más adecuado para permitirnos sobrevivir: por eso de vez en cuando interviene ese «reajuste» que insistimos en llamar «enfermedad», tras haber desaprendido a reconocer su función biológica a partir del momento en que nos «culturizarnos». Citando a Hamer, «la enfermedad debería ser ahora definida de modo distinto: pues, en efecto, si observamos en la naturaleza una manada de ciervos nos damos cuenta de que, cuando el jefe de la manada vive un conflicto de territorio porque se ve amenazado por otro macho, se ulcera las coronarias. Por medio de esto aumenta el calibré interior de modo que lleva más sangre al organismo y tiene más fuerzas para aplastar al adversario. Esta enfermedad no es en realidad una enfermedad propiamente dicha, sino una oportunidad gracias a la cual él puede ganar su combate, tras lo cual pasará a vagotonía, y se curará aún a riesgo de sufrir un infarto durante la crisis epileptoide [a continuación veremos este mecanismo]. Bien mirado, la naturaleza le ha puesto dos pruebas por superar: el conflicto de territorio y el infarto. ¡Son las dos leyes de la vida! La fase de reparación no es fruto de la casualidad; si el conflicto de territorio del ciervo ha durado más de quince días, el riesgo de infarto será considerable porque, de algún modo, la naturaleza elimina al ciervo del juego. Es algo cruel, pero el equilibrio ecológico sólo puede soportar un cierto número de ciervos».

CUARTA LEY

CUARTA LEY: EL SISTEMA ONTOGENÉTICO DE LOS MICROBIOS, «TRABAJADORES ESPECIALIZADOS A LAS ÓRDENES DEL CEREBRO» Contrariamente a lo que se ha venido creyendo hasta ahora, los microbios son nuestros aliados; son ellos los que se ocupan de reparar los daños durante la fase de vagotonía. Es el cerebro el que envía la orden a nuestros amigos los virus, hongos o bacterias, solicitando la intervención de unos o de otros según el trabajo que tengan que realizar. Los microbios forman parte de los grandes miedos de la humanidad; desde los tiempos de las epidemias, como la peste o el cólera, se han empleado todos los medios científicos para estudiarlos, aislarlos, eliminarlos; pero también en este campo nos hemos concentrado en el detalle perdiendo la visión de conjunto, y erigiendo un edificio que, a la luz de las leyes de la Nueva Medicina, corre el riesgo de venirse abajo. El descubrimiento científico de los microbios puede hacerse remontar a la segunda mitad del siglo pasado: como estaban siempre presentes en todos los enfermos que manifestaban alguna infección y algún estado febril, ¡debían de ser ciertamente ellos los responsables! A partir de esta hipótesis se procedió a clasificarlos de acuerdo a las distintas patologías. Con el avance de la técnica y la aparición del microscopio se descubrieron organismos cada vez más pequeños hasta llegar a los virus, una especie de parásitos incapaces de reproducirse por sí solos y que se sirven, para dicho fin, del sistema reproductor de otras células. Posteriormente se llegó al descubrimiento del sistema inmunitario, un «aparato militar» al servicio del individuo para protegerlo de la invasión del enemigo. De aquí a la puesta a punto de medicamentos cada vez más específicos para echar una mano a nuestro sistema de defensa no había más que un paso. Sin embargo, no todos los investigadores eran del mismo parecer: no faltó quien comenzara a observar que, desde el momento de nacer, el hombre convive con los microbios: nuestro cuerpo contiene diez veces más bacterias que células humanas: ¡cien millones de millones! La piel está poblada de microorganismos tales como los estafilococos y los estreptococos, hay bacterias que viven en la garganta, en la nariz, en los oídos y en la conjuntiva del ojo. El olor de las axilas proviene de la actividad de unas bacterias. La vagina contiene microbios inofensivos con los que el niño entra en contacto ya al momento de nacer; así pues, hay más microbios que células a los que el hombre está perfectamente adaptado. En caso de viajes a países extranjeros, sin embargo, los microbios de aquellas regiones lejanas pueden volverse patógenos, ya que nuestro cuerpo no los reconoce como elementos que forman parte de su «ambiente»: el sarampión llevado por los conquistadores al Nuevo Mundo diezmó a las poblaciones locales, cuyo organismo no estaba preparado para reconocer al nuevo microbio (4). Otros investigadores han comprobado posteriormente que, en muchas enfermedades infecciosas, son nuestros propios microbios los que entran en acción después de haber permanecido durante largo tiempo inactivos y ello plantea nuevos interrogantes sobre su papel. ¿Cómo es que, durante las epidemias anuales de gripe, no se enferma todo el mundo? ¿Cuál es la diferencia entre un individuo que se enferma y otro que conserva la salud? Sin duda no es el sistema inmunitario de unos más débil que el de los otros, ya que vemos a individuos robustos y llenos de fuerza a los que el virus de la gripe siega la vida mientras que personas frágiles y delicadas de salud pasan indemnes la epidemia. Pero aunque existieran sistemas inmunitarios más débiles que otros, ¿cuál sería la razón? ______
Nota 4 : Xavier et Laurence Rolland, Bactéries, virus et champignons, Flammarion.

La respuesta la tenemos en la cuarta ley, el sistema ontogenético de los microbios, según el cual: - ellos «trabajan» sólo en la segunda fase de la enfermedad, la de la reparación, activándose en el momento de la solución del conflicto e incluso una vez producida la reparación, tras lo cual pasan a ser inactivos. Los microbios no son, pues, enemigos sino aliados que viven en simbiosis con nosotros y trabajan para nosotros a las órdenes de nuestro cerebro. Destruyéndolos, no se hace sino retardar y demorar la fase de reparación que se produce de todos modos en la resolución del conflicto, pese a no ser excelente desde un punto de vista biológico;  - se subdividen según el origen embrionario de los tejidos. Todos los microbios llegan, proliferan y desaparecen para favorecer la reparación según una lógica muy concreta en sincronía con nuestro cerebro y nuestro cuerpo, proliferando o muriendo dependiendo del tipo de patología, de los órganos afectados y del trabajo que tienen que desarrollar: eliminar o reconstruir Forman parte del programa biológico de la naturaleza. Los hongos y las microbacterias son «barrenderos» que limpian los tumores situados en los órganos derivados del endodermo y regidos por el tronco encefálico y, los tumores de los órganos derivados del mesodermo cerebelar, por el cerebelo; más concretamente desarrollan una acción de caseificación: «roen», por así decir, el tumor. Las bacterias desempeñan tanto la función de «barrenderos» (para los tumores situados en los órganos derivados del mesodermo cerebelar, regidos por el cerebelo) como la de «restauradores» de las lisis (que, recordemos, son reducciones celulares o necrosis) situadas en los órganos derivados del mesodermo de la médula cerebral, regidos por la médula cerebral. Los virus colaboran en la reconstrucción de los órganos de origen ectodérmico regidos por la corteza cerebral.

A propósito de las vacunas Las bacterias son el primer signo de vida en el universo. El ser humano, como se ha dicho, contiene una cantidad de bacterias diez veces superior al número de sus células: vivimos en simbiosis con ellas y las necesitamos para transformar la materia. Así pues, son indispensables para la vida, pero son las primeras en ser víctimas de los antibióticos. Las vacunas impiden a las bacterias hacer su trabajo, y sin ellas algunos importantes procesos de transformación no pueden tener ya lugar. No tiene ningún sentido impedir a nuestros amigos colaborar. Con las vacunas lo que hacemos es crear el caos en nuestro cuerpo que no está en condiciones ya de distinguir entre lo útil y lo perjudicial: todo nuestro aparato de «reconocimiento» es puesto patas arriba y nuestro sistema inmunitario se debilita por dicha razón: de aquí a las enfermedades por inmunodeficiencia no hay más que un paso. Cada uno de nosotros nace en un lugar y en una época que están impregnados de un cierto número y tipo de microbios, a los que nos adaptamos durante toda la existencia. Si tenemos la costumbre de trabajar en el huerto o de caminar con los pies descalzos, nos sucederá que nos haremos a menudo pequeñas heridas; cada vez el organismo, en fase de reparación, activará sus defensas en una especie de «antitetánica» espontánea, y poco a poco nos volveremos inmunes al tétanos y a sus toxinas, a las que nos habremos habituado de forma gradual. Es el famoso principio de Mitrídates: ¡unas pocas gotas de veneno todos los días para hacer que la dosis letal ya no lo sea! Pero si nos permitimos el lujo de no vivir nunca en medio de la naturaleza, de no caminar descalzos, de no pincharnos o cortarnos, entonces se volverá útil la vacuna antitetánica. Sigue siendo cierto, de todas formas, también en este caso, que cualquier reacción bacteriológica se produce en una fase de reparación (vagotonía) la que por tanto presupone la existencia de un conflicto al inicio. No es menos cierto que cuando tomamos el avión para dirigirnos a tierras lejanas entramos en contacto con microbios que nuestro organismo no reconoce y a los que no está adaptado; entonces podemos contraer enfermedades a veces incluso mortales y en este caso se hacen necesarias las vacunas; los viajes en avión, en efecto, no están todavía previstos por nuestra biología; el «plano biológico» de¡ hombre prevé únicamente lentos desplazamientos que le permiten adaptarse de forma paulatina a las nuevas condiciones ambientales. En cuanto a las epidemias, presentan todas ellas una misma adaptación: un inicio, un apogeo y un decrecimiento; si consultamos las estadísticas de la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) resulta  evidente que todas las campañas de vacunación han sido emprendidas en el momento en que la epidemia estaba en fase decreciente y que, inmediatamente después del suministro de la vacuna, la enfermedad ha rebrotado con fuerza en vez de disminuir; ¡sólo después de un cierto tiempo volvía a decrecer! Cada cual es libre de sacar sus propias conclusiones... Robert McNamara, ex presidente del Banco Mundial y ex secretario de Estado norteamericano, declaró un día: «Hay que tomar drásticas medidas de reducción demográfica incluso en contra de la voluntad de la población. Reducir la tasa de natalidad se ha revelado imposible o insuficiente. Por tanto, hay que aumentar la tasa de mortalidad. ¿Cómo? Con medios naturales: el hambre y la enfermedad»
(de «J'ai tout compris», n. 2, febrero de 1987, Editions Machiavel, en: Guylaine Lanctót, La mafia della sanítà, Edizioni Arnrita y Marco Edizioni). Según la doctora Lanctót las vacunas forman parte de este plan premeditado.

TERCERA LEY

TERCERA LEY: EL SISTEMA ONTOGENÉTICO DE LOS TUMORES Y DE LAS ENFERMEDADES EQUIVALENTES «MÁS ALLÁ DE LA COMPLEJIDAD TODO ES SIMPLE» Si el universo estuviera regido por tantas y complejas leyes, existiría un gran caos; a fin de que todo funcione armónicamente, basta con unas pocas. Lo difícil es alcanzar la simplicidad. Hamer la denomina la tercera ley: «Sistema ontogenético de los tumores y de las enfermedades equivalentes». «Ontogenético» se refiere a la vida embrionaria del individuo, y se habla de «enfermedades equivalentes» porque no sólo los tumores, sino todas las enfermedades, se comportan según el enunciado de las cinco leyes. Para lograr comprender los mecanismos que están en la base de las patologías es preciso en este punto bucear en el pasado y poner a trabajar un poco la intuición, pues la razón de todos los comportamientos  biológicos se remonta a la noche de los tiempos y comienza con la aparición de la primera célula en nuestro planeta. Realizaremos, pues, una rápida incursión en la filogénesis (historia del desarrollo de las especies en el curso de la evolución) trazando un paralelismo con la ontogénesis (historia del desarrollo del individuo desde la fecundación del huevo hasta la edad adulta), pasando por la embriogénesis (historia del desarrollo del feto en los dos primeros meses de vida intrauterina): tarea bastante ardua en unas pocas líneas. La finalidad de esta obra, por otra parte, es hacer comprender las líneas generales dejando los detalles a los más exhaustivos tratados que se incluyen en la bibliografía, que cada uno podrá consultar para profundizar el tema. Hemos dicho ya que el hombre no habría podido sobrevivir hasta el día de hoy de no haber integrado en su cerebro programas biológicos de supervivencia encaminados a las superación de todo tipo de obstáculos que a lo largo de los milenios se han presentado en el camino de su evolución; una especie de moderno videojuego en el que el príncipe, para salvar a su amada, debe hacer frente a trampas mortales; un error le cuesta la vida y el juego vuelve a iniciarse desde cero. Pero una vez superado el obstáculo, la solución es transmitida a las generaciones futuras: en los dos primeros meses de vida intrauterina el feto encarna toda esta memoria desde el comienzo de la vida hasta nuestros días. Primera etapa de la evolución Al amanecer de un bonito día, hace millones de años, surge la vida en nuestro planeta en forma de una célula; es un pequeño organismo muy simple que, para preservar la especie, debe respirar, comer, eliminar y reproducirse. Con el paso de los siglos nuestra célula, para poder sobrevivir en un ambiente hostil, se asocia a otras células y se convierte en un organismo pluricelular adaptándose así a las situaciones contingentes. Si, por ejemplo, vive en un lugar donde el oxígeno escasea, entra en una fase de estrés y encuentra la solución del problema multiplicando las células especializadas en la respiración. Creará una especie de tumor, una proliferación celular. Así pues, en este estadio de la vida, la supervivencia está asegurada por un aumento de las células allí donde sea necesario y la orden de proliferación es dada por una estructura cerebral arcaica que se convertirá en el tronco encefálico. «La mente acompaña la evolución orgánica desde los primeros estadios y durante todo el curso del desarrollo del reino animal. Nace con la materia y se transforma con ella hasta convertirse en pensamiento y conciencia» (Guy Lazorthes) (2). Errist Haecke1 escribía en 1877: «En los seres unicelulares que viven aislados, encontramos las mismas manifestaciones de vida psíquica, sensaciones, percepciones, voluntad, movimiento, propias de los animales superiores constituidos por un gran número de células». ___________
Nota (2): Le cerveau et l'esprit, Flammarion, París.

Teilhard de Chardin dirá en 1948: «El desarrollo de la conciencia culmina en el hombre, que representa el momento más elevado de la evolución, pero, por lo menos en el estado naciente, hemos de reconocer la presencia de una mente en el átomo».

SEGUNDA LEY

SEGUNDA LEY: LAS DOS FASES DE LA ENFERMEDAD «NADA EXISTE SIN SU CONTRARIO» No existe día sin noche: todo funciona de modo binario. Las actividades humanas están regidas por el sistema neurovegetativo, el sistema nervioso, que está compuesto esencialmente por el sistema ortosimpático o simpático y por el sistema parasimpático o vago, cuyo nombre deriva del décimo nervio craneal, el más potente del sistema.
- Todas las enfermedades tienen dos fases. ... habitualmente de análoga duración...

A) La primera fase es la del estrés y se denomina simpaticotonía porque entra en acción el sistema simpático. Va del trauma a la resolución del problema.

B) La segunda fase va de la solución del problema a la vuelta a la normalidad, y se denomina vagotonía porque entra en acción el sistema parasimpático (vago).

La medicina oficial ha identificado cerca de un millar de enfermedades, subdividiéndolas en enfermedades «frías» y enfermedades «calientes». En las enfermedades «frías» el paciente tiene la piel fría, las extremidades frías, un continuo estado de estrés, pierde peso y no duerme de noche o, en cualquier caso, tiene alteraciones del sueño: dentro de este grupo encontramos patologías tales como el cáncer, la angina de pecho, las neurodermatitis, las psicopatologías, etc. En el grupo de las enfermedades «calientes» encontramos todas las infecciones, los reumatismos, las alergias, los exantemas, etc. Pero todo esto es inexacto: ninguna de estas enfermedades «frías» o «calientes» es de por sí una enfermedad, sino más bien una de sus dos fases. Así pues, no son ya mil, sino quinientas: y cada una de ellas presenta una fase «fría» (llamada fase de simpaticotonía) y una fase caliente o de reparación (llamada fase de vagotonía). Es siempre la «fase fría» la primera en presentarse, seguida de la «fase caliente» de reparación una vez superado el trauma. La superación del trauma es la clave para pasar a la fase de reparación. Fase de simpaticotonía o el conflicto activo Al producirse un trauma que nos coge desprevenidos, que vivimos en soledad, que continuamos rumiando y que no sabemos cómo resolver, los tres niveles del ser humano (mente, cerebro y cuerpo) entran al mismo tiempo en una fase de reacción para poder sobrevivir: - A NIVEL PSÍQUICO: el paciente sigue rumiando su problema, está permanentemente estresado, pierde el hambre, adelgaza, tiene problemas a la hora de dormir y con frecuencia se despierta durante la noche: es la fase de adaptación frente al acontecimiento inesperado. En este continuo estado de alarma todas sus energías se ven movilizadas con el sólo fin de superar el trauma. Como para decir que no es el cáncer el que hace adelgazar, sino el continuo estado de estrés. - A NIVEL CEREBRAL: se produce una especie de cortocircuito que Hamer denomina «foco», y que adopta la forma de pequeños anillos concéntricos en cierta zona del cerebro que preside el funcionamiento de un órgano determinado. Las neuronas y las células glialas del área en cuestión mueren. Mientras que las neuronas no podrán ya reformarse (pero tenemos tantas que el problema resulta irrelevante), las células glialas, especie de reserva nutritiva de neuronas, sí podrán hacerlo. Sometiendo a un paciente a una TAC cerebral sin líquido de contraste, los focos de Hamer claramente visibles para un ojo experto, permiten determinar si estamos ante una fase de conflicto activo o bien ante una de reparación, así como «leer» la historia del paciente a través de sus «cortocircuitos». Sobre la base de más de veinte mil casos examinados el doctor Hamer llegó a determinar una especie de «mapa» del cerebro, estableciendo la correspondencia entre el tipo de trauma de origen, el área afectada a nivel cerebral y el órgano físico regido por dicha área. - A NIVEL FÍSICO: el cerebro sólo puede dar cuatro órdenes: crear una masa, abrir agujeros (llamados «lisis»), bloquear, desbloquear. En la tercera ley veremos su modo de funcionamiento. Fase de vagotonia, o sea la recuperación y la reparación La intensidad de esta fase es por lo general proporcional a la primera y comienza siempre y únicamente en el momento de la solución del conflicto. Esta segunda fase está a su vez dividida en dos partes de la llamada crisis epileptoide, cuya función veremos a continuación. Antes de la crisis se produce la reparación del cerebro que concluye con la realización de la crisis epileptoide; seguidamente le toca al cuerpo proseguir en su reparación (iniciada a partir de la resolución del conflicto) hasta el completo retorno de la homeóstasis (el estado de equilibrio). En la fase de vagotonía sucede lo siguiente: - A NIVEL PSÍQUICO: es el momento en que podemos comenzar a «recobrar el aliento». El estrés desaparece y el paciente se siente invadido por una gran sensación de quietud y serenidad. El conflicto ha sido resuelto. Se recupera el apetito, el cuerpo y las extremidades vuelven a recibir calor como consecuencia  de una vasodilatación periférica y el sueño, pese a algunas dificultades a la hora de dormirse, vuelve al cabo de las tres de la madrugada, al aproximarse el amanecer. - A NIVEL CEREBRAL: en el área en que se ha producido el «cortocircuito» comienza a formarse un edema de reparación formado de sustancias nutritivas que tienen por finalidad revitalizar las células glialas, y los círculos concéntricos anteriormente visibles comienzan a desaparecer: es el inicio de la fase de reparación. Si en este momento se realiza una TAC cerebral con líquido de contraste se corre el peligro de diagnosticar erróneamente un tumor cerebral, ya que el producto de contraste vuelve opaco el edema de reparación; muchas intervenciones quirúrgicas, que alteran entre otras cosas el ritmo vibratorio fundamental del cerebro, podrían evitarse con sólo que se conociera este «pequeño detalle». Una vez concluida la reparación, el edema cerebral no tiene ya razón de seguir existiendo ni creciendo; ello perjudicaría al cerebro que por su propia naturaleza no puede dilatarse más allá de los límites de la caja craneal. Pero la Madre Naturaleza es perfecta y ha «inventado» la crisis epileptoide (en ella pueden producirse temblores, sudores fríos, estrés, evacuaciones urinarias), una especie de momentáneo retorno a la fase de simpaticotonía, que tiene por función certificar si el conflicto ha sido superado realmente; en caso afirmativo el edema será evacuado mediante una fase de diuresis, en caso negativo el conflicto oscilante, nunca superado, se manifestará con fases alternas de recaídas y resoluciones que tendrán como consecuencia la formación de un quiste cerebral en el lugar del edema. - A NIVEL FÍSICO: ya antes de la crisis epileptoide la enfermedad deja de avanzar y el cerebro se repara, pero el cuerpo no acaba de recuperar su plena funcionalidad hasta después de esta crisis. En la fase de vagotonía el paciente entra en un estado de inflamación: todas sus energías tienden ahora hacia la reparación cerebral y física; puede tener estados febriles, dolores difusos o localizados y un gran cansancio, como si estuviera chafado. También en esto demuestra la naturaleza ser extremadamente eficiente: pues, en efecto, si no existieran tales síntomas, el paciente se dedicaría a su actividad diaria desviando en parte o totalmente sus energías del objetivo principal del momento, o sea, reparar los daños. Todos los estados inflamatorios son reparaciones, incluidas las enfermedades infecciosas contra las que luchamos con todos los medios a nuestro alcance con la esperanza de matar los microbios. No obstante, la realidad es exactamente lo contrario: estamos en presencia de una fase de reparación. De todas formas, hay que tener presente que en algunos casos la fase de reparación puede ser incluso más peligrosa que la fase de enfermedad y que la crisis epileptoide presenta riesgos que conviene no ignorar para poder ayudar al paciente con todos los medios posibles, incluso alopáticos, a dar término a esta segunda fase (veremos un ejemplo de ello a continuación referido al infarto de miocardio).
«No deja de ser cuando menos extraño que en la era de la informática a nadie se le haya ocurrido que el cerebro, la central operativa de nuestro organismo, puede ser responsable de todas las enfermedades.»

PRIMERA LEY

PRIMERA LEY: LA LEY DE HIERRO DEL CÁNCER. « EL TRAUMA ES EL DETONANTE » Toda enfermedad es causada por un trauma emocional que nos coge desprevenidos, a contrapié, un trauma que vivimos en soledad y que no sabemos cómo resolver. La intensidad del trauma, la «connotación» de la emoción sentida cuando se ha producido, determinan el área del cerebro afectada, el órgano físico correspondiente y la gravedad de la enfermedad. Con el fin de preservar la especie, el hombre ha desarrollado con el paso del tiempo programas biológicos de supervivencia que están grabados en su cerebro, en sus células. Tomemos, por ejemplo, a un campesino que está vendimiando al sol: su piel se enrojece, pero una vez vuelto a casa, durante la noche, su cerebro da la orden de poner en circulación la melanina: comienza así el bronceado para proteger la piel que no correrá ya el peligro de quemarse por los rayos solares: se trata de un proceso biológico, programado, automático. Para los animales vale el mismo tipo de programación: sobrevivir y preservar la especie. 
Para marcar su territorio e identificar su propiedad, los animales orinan a lo largo del perímetro de la misma y defecan en medio de ella, tapando a continuación sus propios excrementos. Pues el hombre actúa del mismo modo, pero, dado que se dice civilizado, ha inventado el retrete para hacer sus necesidades siempre en el mismo sitio. Sin embargo, la función biológica de orinar y de defecar sigue siendo la misma: tanto es así que la mayor parte de la gente que se va de vacaciones está con frecuencia estreñida los primeros días porque se ha alejado de su propio territorio; basta con regresar y todo vuelve a ser como antes (admitiendo que la casa sea, efectivamente, tomada como «el propio territorio»). 


Cada vez que un individuo, en el curso de su existencia, se ve afectado por un trauma emocional que tiene las siguientes características: - Es vivido de manera dramática (con todos los matices propios del caso, por lo que una gran emoción tendrá consecuencias más visibles que una pequeña contrariedad: de la bronquitis al cáncer de pulmón, según la intensidad del drama vivido); - Nos coge desprevenidos, cuando menos se espera; - La emoción se impone a la razón; - Es vivido en soledad, rumiando continuamente el problema (aunque todos saben lo que nos ha sucedido, nadie sabe lo que hemos sentido); - No se encuentra una solución satisfactoria. Entonces, y sólo entonces, entra en acción el cerebro poniendo en marcha un programa biológico especial para la supervivencia del individuo. La intensidad del trauma emocional no tardará en determinar la gravedad de la enfermedad, mientras que e tipo de emoción sentida al comprobarse el trauma determinará la localización de la patología en el cuerpo. La enfermedad es, pues, un desequilibrio simultáneo a nivel psíquico, cerebral y orgánico debido a un trauma emocional. Sin conflicto no hay enfermedad: darse cuenta de ello es el primer paso hacia la curación.
En el origen de todas las enfermedades (anginas, bronquitis, cáncer, depresión, epilepsia, infarto, leucemia, esclerosis en placas, etcétera) hay, en la vida del paciente, un acontecimiento particular vivido como un trauma: separación afectiva, ofensa, despido, guantazo, la muerte de un familiar, un diagnóstico médico fatal... Un evento vivido de modo dramático, inesperado y conflictivo, en soledad y sin posibilidad de una solución satisfactoria.

Lo decisivo es el modo en que este hecho es vivido por cada uno.

- Dramático: Se aleja de las preocupaciones cotidianas por su intensidad y gravedad.

- Inesperado: Se nos cae encima de repente, brutalmente.

- Conflictivo: Hay un conflicto de intereses entre las emociones y la razón.

- Vivido en el aislamiento: Aunque todos saben que me ha pasado algo, nadie sabe lo que he sentido.

- Sin solución satisfactoria: No siempre es suficiente con hablar del tema.

- Sólo cuando el suceso no sea vivido como un trauma emocional, el problema podrá darse por biológicamente resuelto.